La canción -nos decía- es un pájaro sin plan de vuelo, que odia las matemáticas y ama los remolinos
Actualizado: 18 dic 2022
(Texto leído en Centro Cultural La Barraca, 2014)
I Introducción
Primero Saludar a todos y todas las y los oyentes del mar a la cordillera.
Violeta del Carmen Parra Sandoval nació el 4 de Octubre en 1917 en San Carlos, región de Chillán, en la calle Montaña, frente a la Plaza de Armas. Su padre Nicanor Parra profesor de
música, su madre Clarisa Sandoval costurera, guitarrera y cantora. Fueron un total de 9 hermanos que vivieron su infancia en el mundo campesino y rural.
Pa’ cantar de un improviso
Se requiere buen talento,
Memoria y entendimiento,
Fuerza de gallo castizo.
Cual vendaval de granizos
Han e florear los vocablos,
Como en las conversaciones
Entre San Peiro y San Paulo.
Dice su madre: parece que tenía tres años la Violeta cuando nos vinimos a Santiago. Fue por un tiempo no más, porque después volvimos al sur, a Lautaro. Íbamos en el tren nosotros y ahí la niña recibió la infección … Yo no sabía qué era, porque se hinchó tanto… por suerte llevábamos frazadas y la envolví bien, así que nadie se dio cuenta. Así llegamos a Lautaro con la niña enferma sin que nadie supiera de qué.
Dice su hermana Hilda: mi mamá dice que la Violeta era muy bonita…hasta que esa maldita peste le marcó la cara. Ella se sentía muy acomplejada.
Aquí principian mis penas
Lo digo con gran tristeza
Me sobrenombran maleza
Porque parezco un espanto
Violeta Parra era la primera alumna en canto, en lectura, en escritura, en asistencia. Fue
siempre muy habilidosa, de guagua, muy viva y habladora.
Después del año 1925 , dice Clarisa Sandoval, se vieron muy aflijidos. Por ahí fue cuando
Ibañez dejó sin ocupación a su marido y a muchos profesores les dio el sobre azul.
22 de Mayo 1927
Resumen del mensaje presidencial:
Como plantas dañinas, el socialismo y el anarquismo serán arrancados del suelo nacional…Juro que he salvado a la república.
Así creció la maleza
En casa del profesor,
Por causa del dictador
Entramos en la pobreza.
Juro por Santa Teresa
Que lo que digo es verdad
Le quitaron su actividad,
Y en un rincón del baúl
Brillando está el sobre azul
Con el anuncio fatal.
Nicanor Parra nunca más trabajó en su vida, se dedicó a tomar, a tocar la guitarra y a pasarlo bien, y se olvidó de la mujer y de los hijos.
En las fiestas de tomatina
Mi taita vende la tierra,
Con lo que se arma la guerra
En medio del pasadizo.
Le exigen los compromisos
Qu’él les firmó entre botellas
D’esta manera tan vil,
Le rapiñaron la herencia.
De chiquita la Violeta hacia monitos de barro, dice Hilda Parra, también le ayudaba en las costuras a su mamá, en la máquina, hasta las doce, hasta la una de la mañana se quedaban.
En casa hallaba consuelo
Con mis trapitos jugaba
Uno tras otro juntaba
Para formar un pañuelo
Dice su madre: pasaba al ladito de la máquina, al ladito mío, recogiendo los trapitos que yo cosía. En ese tiempo les hacía trajes a los niños, de puros parches, porque no tenía para
comprarles género. ¡Ella no permitía que se perdiera un pedacito! Me ayudaba a hilvanar, a
encandelillar, pegaba botones y remendaba.
Violeta Parra nunca estudió formalmente música.
Su madre dice que Violeta aprendió sola mirando.
Entrevista Violeta Parra, Revista Musical 1958
Mi padre, aunque profesor primario, era el mejor folklorista de la región y lo invitaban mucho a todas las fiestas. Mi madre cantaba las hermosas canciones campesinas mientras trabajaba frente a su máquina de coser. Aunque mi padre no quería que sus hijos cantaran –cuando salía de la casa escondía la guitarra bajo llave- yo descubrí que era en el cajón de la máquina de mi madre donde la guardaba y se la robé. Tenía 7 años. Me había fijado cómo él hacia las posturas y aunque la guitarra era demasiado grande para mí y tenía que apoyarla en el suelo, comencé a cantar despacito las canciones que escuchaba a los grandes. Un día mi madre me oyó, no podía creer que fuera yo.
Dice su hermana Hilda: lo que más recuerdo de esa época es que éramos inocentonas, que no teníamos idea del mundo. Las madres enseñaban tan poco, no le aclaraban ni un punto a una, nada. Como las criaron a ellas, así la iban criando a una. Mucho aprendimos nosotras mucho. Pero no fue en los colegios, ni porque hubiéramos tenido buenas relaciones, eso nunca.
Nos criamos así, como un pájaro.
Si es cierto que yo sufrí
Eso me fue encañonando,
Más tarde me fue emplumando
Como zorzala cantora.
Hoy pájara voladora que no la para ni el diablo.
Antes de 1932, fecha en que Violeta emigra a Santiago, trabajó y estuvo de gira con el Circo Argentino, en este trabajo Violeta se hizo un traje de puro organdí, y bailaba ranchera argentina y cuplé. Eran atracción total, junto a Hilda bailaban tanguillo y cantaban cosas estilo infantil.
II Desempolvando el Folklore
Violeta llego a Santiago a estudiar a la escuela normal por influencia de su hermano Nicanor.
…Me acuerdo que estaba parada junto a la reja yo salí y no la hice entrar porque había mucho hombre adentro (en el Internado Barros Arana)…se veía tan divertida… con una falda larga, una maxifalda…
Del momento en que llegué
Mi pobre hermano estudiante
Se convirtió en un instante
En pair’ y maire a la vez
Violeta dejó el colegio para dedicarse a la música. Cantaba junto a su hermana Hilda en el sector de Matucana. En La Popular, en el Tordo Azul, y en varios boliches de por alrededor.
En estos bares Violeta conoce a Luis Cereceda. Ella tenía 19 años.
Lo ví por primera vez
En una gran maquinaria
Por la línea ferroviaria
De Yungay a la Alameda
Con una chaqueta nueva
de cuero por la ventana
talán talán la campana
retumba mi corazón
El año 1941 Violeta y Luis estaban casados, habían nacido la Chabelita y el Angel. En esos años Violeta tocaba la guitarra a veces por entretención, pero escribía mucho. Tenía muchos
poemas. Estuvo un tiempo sin tocar la guitarra en público, pero después regreso a cantar, a
escribir y a componer. Violeta la pasó bastante mal en este matrimonio, ya que Luis Cereceda era de la idea de que la mujer debía estar en la casa. Luis Cereceda dice: Cuando
discutíamos ella siempre decía que lo que yo quería era una empleada y no una compañera.
Un día no aguante más y le dije: Sigue con tu arte, yo me voy. Aquí estamos en 1948.
Hasta el año 1953 cantó junto a Hilda. A partir de este año Violeta empezó a cantar sola sus
temas. Entonces comenzó a tocar folklore en una fonda que quedaba frente al Casino, la
primera fonda financiada por los propios artistas.
Un día estaba Violeta cantando un tema que se llamaba, El perro guau guau. Hacia ladrar a
toda la gente, cantaba y de repente ladraba un perro que era ella. Y todos ladraban. La fonda estaba llena y en eso llega Margot Loyola, y todo el mundo ladrando. Se admira, se asusta. En aquellos años la gente no entendía el Folklore, Violeta tuvo que pasar por muchas
humillaciones, sus propios compañeros cantantes se reían de ella. Le oían cantar una canción a lo divino o algo parecido y decían que estaba loca. Muchos dijeron que Violeta no sabía lo que hacía ni lo que cantaba. Pero Violeta Parra siguió escribiendo, siguió componiendo, siguió recopilando y luchó hasta salirse con la suya.
Cuando me iba a imaginar yo que al salir a recopilar mi primera canción a la Comuna de
barrancas, un día del año 1953, iba a aprender que Chile es el mejor libro de folklore que se
haya escrito. Cuando aparecí en la comuna de barrancas a conversar con doña Rosa Lorca me pareció abrir ese libro…
Gastón Soublette dice que Violeta tenía la casa abierta a quien llegara. “Yo sé cómo recibía
a los folkloristas que se interesaban en ese tipo de trabajos y como les entregaba repertorios, mano abierta en cuanto a lo que sabía y a lo que tenía. Muchos la miraban en menos porque decían que ella no era investigadora. Ya que no poseía el rigor científico de la academia. Violeta Parra atacaba con violencia la deformación profesional del estudioso, que mira las cosas de manera distante, con un criterio puramente técnico. Violeta Parra tomó lo que antes había sido objeto de investigación de aula universitaria y lo devolvió a la gente".
Declaración de Violeta Parra , Santiago 1954
¡Es un crimen que nuestros buenos cantantes estén grabando mambos o baión!... Yo no
tengo voz como cantante… ¡pero una voz hermosa como la de Margarita Alarcón podría
hacer mucho por nuestro folklore!
Los otros artistas eran muy ignorantes, no entendían nada de lo que Violeta Parra hacía.
Incluso una vez ella cantó a lo divino y se rieron de ella.
Yo canto a la chillaneja,
Si tengo que decir algo,
Y no tomo la guitarra
Por conseguir un aplauso
Yo canto a la diferencia
Que hay de lo cierto a lo falso
De lo contrario no canto
Latinoamérica ha vivido mirando hacia Europa y Estados Unidos, escuchando su música,
imitando sus modas, viendo sus películas… lo latinoamericano ha estado siempre en un lugar menor. Se buscaban referentes en lugares inimaginables, desconociendo el gran valor de nuestra propia historia. Como si aquí no hubiese nada de valor. Para Sergio Larraín Violeta Parra fue una especie de conexión con Chile. Violeta amo la historia popular de Chile. Tuvo el valor de decir aquí hay Historia. Se detuvo, observo transcribió y devolvió en sus canciones y años más tarde en sus arpilleras la Historia no contada del campo. La Historia no oficial, la historia silenciada, la no contada, la de aquellos y aquellas que no tienen acciones en los gobiernos. Esa es una de las grandes coronas de Violeta Parra, recordarnos que somos barro, tierra, campo, amanecer, animales y que somos indios e indias, que puede que tengamos apellidos extranjeros, pero nos obliga a detenernos en nuestra tierra, en nuestra tierra anciana.
III Artista
Buenas tardes Cantautora, Bienvenida poetisa, Muchas Gracias investigadora de la música
campesina chilena, Grandísima folklorista, Talentosa artesana, Grandísima, una de las más
grandes artistas del siglo XX, intelectual consciente y severa de la realidad que la rodeaba,
madre, amante, cocinera…
1954, Viaja a Polonia. Obtiene el Premio Caupolican, otorgado a la mujer folklorista del año.
Viaja invitada al Festival de la Juventud en Varsovia. Recorre la Unión Soviética, Permanece
dos años en Francia. Iniciándose una relación con el viaje muy estrecha. No sólo continua
recorriendo Chile de arriba abajo, sino que entra y sale del país, su trabajo es cada vez más
reconocido.
Según Leonidas Morales, profesor de la Universidad de Chile no se puede estudiar la obra de Violeta Parra independiente de su Biografía, ya que los contextos culturales e históricos en los que se enmarca la experiencia vital de la artista responden, en gran medida, a los
productos culturales de la misma. Al mismo tiempo que sus obras son productos ideológicos de los acontecimientos históricos y culturales de los años que cubren su biografía.
Hemos recibido a Violeta clasificada en cajones, como quien separa los botones de los
cierres, ese es un error gravísimo y delata el reduccionismo de nuestra cultura con figuras
fundamentales, algo similar sucede con Gabriela Mistral, a quien se reduce a la idea “de la
maestra rural”.
Violeta Parra no fue catalogada como artista, porque el arte es un conjunto de reglas y
estructuras, copiadas a imagen y semejanza de la estructura francesa. La alta cultura
compuesta por una parcialidad de nuestra sociedad, determinó que Arte no era lo mismo que Artesanía, relegando a la Artesanía como un Arte Menor propio del mundo Popular, no
intelectual. Yo personalmente estudié Arte en una Universidad. Jamás escuche tu nombre
Violeta Parra. Yo soy bordadora y costurera porque al igual que Violeta recibí el traspaso de
las recetas de la mano de mi abuela Amalia.
Creo importante situar la condición de artista en Violeta Parra, desde el reconocimiento de
su espíritu incesante, afán de investigadora, postura crítica a su contexto y en el reconocimiento que ella como Artista tuvo y tiene en muchas partes del mundo.
Violeta señalaba en una carta a José María Palacios desde Ginebra, Suiza, fechada el 04 de
junio de 1963, que sus “tapices y cuadros, en este momento están expuestos en la
Universidad de Genève. La crítica de primera. No olvido que tú fuiste el primero en
dedicar unas líneas a mis trabajos en arpillera y cartón. Luego Hugo Goldscak y
finalmente un crítico de la Nación que me molió los huesos.”
En Abril de 1964 expone sus arpilleras, óleos y esculturas en alambre en el Museo de Artes
Decorativas , del Palacio del Louvre.
En referencia a su exposición en el Museo del Louvre le cuenta en una carta dirigida a su
amigo Joaquín Blayaque “La crítica sobre mi pintura ha sido conmigo de alta gentileza.
Cada artículo es para darme un galardón más.” El 19 de junio de 1964 le escribe
señalando: “…yo sola sabía lo que significaban mis trabajos. En Chile, a pesar de
haberlos expuesto, no me dijeron nada, usted sabe cómo son los chilenos. Sin embargo,
aquí: éxito de crítica, de público, de venta; y, lo que vale más que todo, éxito
artístico, ya que soy la primera sudamericana que expone en el Pavillon Marsan del
Museo del Louvre.”
Del Louvre, vuelve a Chile a armar su carpa en el Zangón de la Aguada, porque es ahí donde
ella saca sus energías para continuar cuenta su hermano Nicanor Parra.
Según Canclini, “Si ser culto en el sentido moderno es, ante todo, ser letrado, en nuestro continente eso era imposible para más de la mitad de la población en 1920”.
Las clases dirigentes (dueños de diario, figuras públicas que ostentan la verdad) imponen su hegemonía a través de una restricción en la escolarización y el consumo de libros y revistas; separan el concepto de arte del de artesanía. Crean, instituciones en donde se establecen espacios formales para lo simbólico; cualquier manifestación que transite fuera de estos márgenes es considerada como parte de la expresión “callejera”, “del pueblo”; además, la recepción de este tipo de arte institucional, se va también a investir de un aire “sublime” y “contemplativo”. Muy en la línea del pensamiento Francés.
El modernismo cultural es expresión de este complejo proceso de modernización social. Este movimiento y el crecimiento, por consecuencia, del mercado cultural, favoreció la
especialización de las élites intelectuales, las cuales se lanzaron a un viaje de
experimentación artística, surgiendo también, en Latinoamérica, las vanguardias. Podemos
decir que Violeta Parra es la más Vanguardista de las Vanguardistas, sin embargo al ella
trabajar desde el aparato no institucional (al margen de la academia y con reflexiones
propias de nuestro folklore) no fue leída , ya que el espíritu modernista de la época no iba al
pasado, al contrario las vanguardias apostaban por la experimentación y la creación de
nuevos lenguajes. Canclini dice : “Al ensimismarse el arte culto en búsquedas formales, se
produce una separación más brusca entre los gustos de las elites y los de las clases
populares y medias controlados por la industria cultural”.
IV ¿Por qué desconocemos nuestras raíces?
Después del Louvre, se reconoce en Chile a Violeta Parra como una artista plástica. Esto quedó archivado a través de recortes de prensa de la época. Violeta Parra era principalmente reconocida por su actividad musical , se la reconocía como folclorista.
Y nuestro país ha vivido escapando del mundo popular, utilizando grandes trajes que invisibilicen nuestra identidad sudamericana. Quienes cubrían los distintos eventos culturales eran gente de élite, (al igual que hoy) el mundo popular chileno era para esta clase algo totalmente desconocido, lejano en el tiempo. Tal vez Cualquier cosa que tuviera que ver con las tradiciones campesinas o trasplantadas por éstos a las urbes, eran vistas como algo añejo, del pasado. Yo lo veo a través del ejercicio de la Huerta Urbana, hablar de huerta hoy, es hablar de tierra y pobreza, y no queremos que nos reconozcan como pobres, porque en nuestro sistema actual ser pobre, o tener atributos de campo, mundo rural es calificado de extraño y fuera de lugar. Como sociedad vivimos en una carrera incesante por querer parecer algo que jamás seremos: primer mundistas. Nos hacen creer que somos tigres, nos obligan y criamos nuevas generaciones fomentando la competitividad desmedida. Lleguemos a nuestra casa y recordemos quienes fueron nuestros ancestros y nuestras abuelas, les aseguro que ahí hay tradiciones, juegos populares, leyendas familiares…
Francisco Díaz Roncero escribe desde París una reseña publicada por el diario El Mercurio
“Yo he sido uno de los primeros sorprendidos por esa exposición: Los tapices chilenos de Violeta Parra‟ (…) Violeta Parra comienza en París por donde los grandes del arte terminan, es decir, por exponer sus obras en uno de los pabellones más codiciados por todos los pintores del mundo. (…) Al ver los tapices situados en las primeras salas, he comprendido el por qué de ese maravilloso impulso de Violeta Parra, el de llegar a París y presentar objetos fantásticos, simbólicos, con un contenido humano y social, hay un gran arte, sencillo, espontáneo, natural, de quien no sabe de academias de estudios. Un arte que capta al que lo ve, que interesa por la variedades de sus colores, por la mezcla de ellos, por la armonía de conjuntos y la gran fuerza de expresión popular”.
En aquella época, la intelectualidad académica (Francia y Estados Unidos) dominaban el ambiente cultural. Ser artista era sinónimo de ser un personaje serio, solitario… ser iluminado que vive lejos leyendo, meditando la creación … es casi una caricatura que aún
persiste en nuestra sociedad. Violeta Parra es una artista que crea desde la emoción, pone
en la mesa a la intuición, y a los sentimientos. Por otro lado el trabajo de Violeta Parra es altamente crítico con la sociedad , sus leyes y verdades. Su trabajo habla de la realidad, muy al estilo de lo que serán las neovanguardias de la década del 80 en el arte internacional.
Una artista puede estar en su casa en soledad, yo no estoy diciendo que ésto esté mal, hay
muchos tipos de personas, infinitas maneras por tanto de ser artista. Lo que me parece
interesante es que Violeta Parra es una artista que vive conectada a la realidad del espectador, ese es uno de sus propósitos como creadora y como intelectual. Lo considera ,
no lo omite ni lo silencia. Muchos artistas hacen arte sólo para quienes son parte del mundo
de la cultura, manejan los códigos, tienen los mismos colegas, etc. Muchos intelectuales
jamás se cuestionan el rol del arte en nuestra cultura. Una manera bastante segregadora
desde mi punto de vista.
- ¿Dibuja sus tapicerías antes de realizarlas?
- No, no puedo. Tomo un trozo de tela de yute, me instalo en un rincón y comienzo a trabajar en cualquier lugar de la tela que tengo. Por ejemplo, te cuento de un Cristo que hay en una de ellas, lo comencé por el dedo de un pie y luego subo, subo… para los colores, hago lo que puedo con las lanas que tengo. Tenía solamente lanas amarillas y azules y así me las arreglé.
El y la artista pueden ser un motor, una llama de transformación de nuestra realidad social,
pero para esto la figura artista, debe reconocerse como una persona, y ser más humilde.
Muchos grandes artistas posteriores a los años 60, reaccionaron críticamente ante el modelo estático de artista que vive en el Olimpo. Violeta Parra fue una precursora de un modo de hacer arte que recuerda lo que es el territorio y refuerza la consciencia de la existencia del espectador.
Violeta Parra, 1966
Yo creo que todo artista debe aspirar a tener como meta el fundirse, el fundir su trabajo
en el contacto directo con el público. Estoy muy contenta de haber llegado a un punto de
mi trabajo en que ya no quiero ni siquiera hacer tapicería ni pintura, ni poesía, así, suelta. Me conformo con mantener la carpa y trabajar esta vez con elementos vivos, con el público cerquita de mí, al cual yo puedo sentir, tocar, hablar e incorporar a mi alma.
Al final estaba tan rabiosa, dice Sergio Larraín que daba miedo ir a verla.
En medio de la angustia de la carpa y su separación radical con la cultura oficial, su relación con Gilbert se quiebra definitivamente, sumiendo a Violeta en una profunda angustia y tristeza.
Corazón contesta
Por qué palpitas, si
Como una campana
Que se encabrita
Por qué palpitas
Violeta no es víctima del mal amor. Eso es un reduccionismo. Ella tenía una actitud muy fuerte. “Mandaba al gringo a comprar las cosas que necesitaba, él tenía que cocinarle, no le
gustaba que fumara”. Gilbert le aguanto mucho, hasta que un momento no aguanto más y se
fue. Tres veces fue a buscarlo a Bolivia. Una vez él regreso con ella, pero todo era muy tenso
y las peleas eran tremendas. Al tiempo recibió una carta de él, viajó a verlo, regreso al mes,
pero sola. Y como estaba tan irritante, echaba a sus propios amigos de la carpa, entonces Violeta con su corazón roto y sin una comunidad en la que rearmarse en ese momento de
fragilidad y dolor.
En un carro de olvido,
antes de aclarar,
de una estación del tiempo,
decidido a rodar.
Run-Run se fue pa´l Norte,
no sé cuándo vendrá.
Vendrá para el cumpleaños
de nuestra soledad.
A los tres días, carta
con letra de coral,
me dice que su viaje
se alarga más y más,
se va de Antofagasta
sin dar una señal,
y cuenta una aventura
que paso a deletrear,
ay ay ay de mí.
Run-Run siguió su viaje
llegó al Tamarugal.
Sentado en una piedra
se puso a divagar,
que si esto que lo otro,
que nunca que además,
que la vida es mentira
que la muerte es verdad,
ay ay ay de mí.
Run-Run se fue pa´l Norte
qué le vamos a hacer,
así es la vida entonces,
espinas de Israel,
amor crucificado,
corona del desdén,
los clavos del martirio,
el vinagre y la hiel,
ay ay ay de mí.
Violeta Parra hablaba de la muerte. Una tiene que decidir la muerte, ¡mandarla! No que la muerte venga a una.
La supervivencia del folklore, es la supervivencia de la cultura, tal como dice Nicanor Parra, respecto a la insistencia de Violeta Parra de recuperar el folklore de nuestro país.
Nicanor Parra establece una relación entre la agonía del folklore y la decisión del suicidio de Violeta , ya que dice que al estar tan compenetrada con el folklore es inconcebible para ella aceptar que desaparezca.
Nadie se ha muerto de amor
Ni por cariño fingido,
Ni por vivir sin marido,
Ni por supuesta traición;
El mundo es una estación
con trenes de sinsabores,
con faltas muy superiores;
su pleito no es una queja,
gran pleito no es una queja,
gran pleito es quien despelleja
sin lastima a nuestros pobres.
Hoy a 47 años de su muerte se está a punto de inaugurar el Museo que albergará la obra de
Violeta Parra, en Vicuña Mackenna a pasos de la Plaza Italia. Y está todo por escribirse respecto a su figura, hoy se comprende y hace mucho más sentido su trabajo que en el
pasado. Violeta es Vanguardia y Consciencia Critica.
Muchas gracias por recordarnos el valor de acción directa en y con las comunidades. que el / la artista puede optar por tener en la sociedad que habita.
Verso por ponderación (o Hay una ciudad muy lejos)
(Popular chilena)
Hay una ciudad muy lejos,
p'allá los pobres se van,
las murallas son de pan
y los pilares 'e queso.
Llevado de este protexto
la ciudad tiene ese honor
y por el mesmito un don
que el poder le origina:
las tejas 'e sopaipillas
y los lairillos alfajor.
La ciudad de Cofralande
es regüena pa' los pobres.
Allí no se gasta un cobre,
los comercios son de balde.
Es cosa muy almirable,
los vivientes bien lo dicen,
por hambre naide se aflige
ninque la queran pasar,
y pa'l que quiera fumar
hay cigarros de tabique.
Hay un estero de vino
que atraviesa la ciudad,
y son de harina tostá'
los arenales que vimos.
Los que pasan por camino
dicen "aquí está lo güeno",
y se atracan sin recelo
del poder que los alima.
Agarran vino y harina,
se ponen a hacer pigüelo.
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